El término griego (anakainōsis) en sus variadas formas (anakainoō, anakainizō) tiene 2 significados básicos:

 

 

1.  “causar que algo llegue a ser nuevo o diferente” (es decir,  mejor) – Ro. 12:2; Col. 3:10

 

2.  “causar un cambio a un estado previo preferible” - II Corintios 4:16; Hebreos 6:4-6

 

 

(Definiciones tomadas del Greek-English Lexicon [Léxico Griego-Inglés] por Louw y Nida, vol. 1, págs. 157, 594)

 

Moulton y Milligan en The Vocabulary of the Greek Testament [El Vocabulario del Testamento Griego], dicen que este término (es decir, anakkainosis) no puede encontrarse en la literatura griega antes de Pablo.  Pablo mismo puede haber acuñado el término (p. 34).

 

 

Frank Stagg, en el libro New Testament Theology [Teologia del Nuevo Testamento], tiene este interesante comentario:

 

 

“La renovación pertenecen sólo a YHVH. Anakkainōsis, la palabra para ´renovación´, es un sustantivo de acción, y se emplea en el Nuevo Testamento, juntamente con formas del verbo, para describir una renovación continua, como en Romanos 12:2: ´transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento´, y en II Corintios 4:16, ‘el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno´. Así, el ´hombre nuevo´, la ´novedad de vida´, la ´regeneración´, cualquiera que sea la traducción, se traza a un acto inicial y a un acto continuo de Dios como el dador y sustentador de vida eterna” (pág. 118)

 

 

 

 

 

Pero debemos ejercer mucho cuidado en cómo se entiende la “renovación” en el mundo pagano en que se suele celebrar fiestas de “renovación” donde mucha gente participa, por ejemplo:

 

 

La celebración del Domingo de Pascua en ciertos países, descubrimos que se basan en antiguos ritos de la fertilidad.

 

Notamos que se suelen simbolizar con el uso de huevos y conejos. Ambos son símbolos de fecundidad. El Diccionario de los símbolos, de Jack Tresidder, declara: “Antiguas asociaciones con la fertilidad y la regeneración en las tradiciones teutónica y nórdica son la base del simbolismo del Conejito de Pascua”. Además, la Enciclopedia Católica reconoce que este “es un símbolo pagano y siempre ha sido un emblema de fertilidad”.

 

 

Decorar huevos y esconderlos para que los niños los encuentren. Cierta obra señala que esto “…es un un vestigio de un rito de la fertilidad” (Funk & Wagnalls Standard Dictionary of Folklore, Mythology and Legend). En algunas culturas se creía que los huevos decorados “podían brindar felicidad, prosperidad, salud y protección” (Traditional Festivals).

 

 

 

 

Renovar la ropa. “Se consideraba descortés, y, por lo tanto, de mala suerte, recibir a la diosa escandinava de la primavera —llamada Eostre— sin ponerse ropa nueva.” (The Giant Book of Superstitions.)

 

 

Hay también servicios religiosos al amanecer. Estos se parecen a los que “se celebraban en el equinoccio primaveral a fin de dar la bienvenida al Sol y a su gran poder de conceder nueva vida a todo lo que germina” (Celebrations—The Complete Book of American Holidays).

 

 

Durante todo este tiempo del equinoccio primaveral, la fertilidad de la Tierra alcanza su punto álgido, aparecen los primeros pequeños frutos y los animales se aparean. Comienzan los rituales al aire libre que se basan en saltar sobre el fuego, agradecer a la Madre Tierra y a las personas, al culto al amor y a la sexualidad. Las mujeres se adornan el pelo con guirnaldas de flores y las parejas se unen sexualmente  tratando de concebir un hijo y piden la bendición de la madre tierra. Es la fiesta del tradicional “Palo de Mayo” en el que se baila y se teje con cintas de colores alrededor de un palo, donde cada cinta simboliza un deseo.

 

 

Según los mitos y leyendas artúricas, en la noche de Beltane  acontecía el “Hieros Gamos”, o “Matrimonio Sagrado” que era un ritual de iniciación para el futuro rey, a través del acto sexual sacralizado con una sacerdotisa de la deidad pagana. Este acto era un muy sagrado y poderoso de unión entre la diosa y el dios, como bendición para la gobernanza de toda la comunidad.

 

 

Era el momento de encontrar pareja o bien renovar votos, también de oficiar matrimonios. A través del ritual de “Enlace de Manos” las parejas que habían decidido continuar un año más se entrelazaban con cintas rojas formando el símbolo del infinito, decidiendo renovar votos o separarse en cada futura noche de Beltane. La forma de sellar este acuerdo era saltando juntos sobre el Fuego. Esto también era considerado un matrimonio sagrado, pues eran uniones ante los ojos de la deidad del Amor.

 

 

 

 

El hecho era que la gente joven pasaba la noche en los bosques, celebrando la noche de la fertilidad hasta el amanecer, y un buen número de jóvenes terminaban embarazadas a raíz de la unión sexual en los. A los niños fruto de Beltane se les llamaba: merry-be got: “alegremente obtenidos”. Pues su concepción de la sexualidad estaba mucho más libre de prejuicios y dogmas; y más unida a la  fuerza reproductora de  la Naturaleza, el placer y el gozo.

 

Esto bien nos recuerda a la costumbre del ACO (Antiguo cercano oriente) donde se efectuaban ritos de fecundación en los llamados "lugares altos" de Canaán.

 

 

La atmósfera que se respiraba fomentaba las  alianzas entre tribus y durante las celebraciones se fortalecían los lazos entre clanes y familias. De hecho se prohibían las armas y no había refriegas.

 

 

La noche de Beltane en Glastonbury (U.K.) se celebra una gran ceremonia en honor a lo sagrado femenino, pues se abre el 2º Portal de la Rueda de Avalon  que corresponde a la 2ª edad de la mujer: La Juventud.

 

 

Al día siguiente la gente se levanta a las primeras luces del amanecer para subir hasta el Tor, que es la colina más alta y emblemática de este lugar sagrado. Algunas mujeres siguen trenzándose flores en el pelo, hombres y mujeres por igual decoran sus cuerpos. Beltane marca la “renovación” el regreso de la vitalidad y la pasión.

 

 

La deidad del Amor Rhiannon, era la Reina de la Fiesta: la Reina de Mayo. Podríamos decir que es una Afrodita/Venus galesa, incluso surge de las olas del mar sobre una concha, al igual que estas conocidas deidades de Amor greco-romanas. Es la diosa virgen que ha despertado a la sexualidad y que se encarga de activar la reproducción en los seres vivos. Se la representa como una mujer joven, amorosa y sensual sosteniendo en su mano derecha una rama de espino o de manzano. También se la puede ver escuchando una caracola o montando una yegua blanca que cabalga sobre la espuma del mar y rodeada por una bandada de palomas blancas o de pájaros negros. Viene y va entre mundos, acompañando a los humanos en las transiciones.

 

 

A veces se representa peinándose mientras se mira en un espejo. En su aspecto de amante lleva ropas y cabellos de color rojo pasión y su comportamiento es el de una yegua salvaje, poderosa, instintiva e indomable que sólo responde al amor.

 

 

Estamos recorriendo el punto medio entre el Fuego del Equinoccio de Primavera y el agua del Solsticio de Verano. De hecho en esta festividad de hogueras y calor, también es un tiempo mágico para el agua salvaje (rocío, arroyos y manantiales), que se recoge y se utiliza para bañarse, embellecerse y mejorar la salud.

 

 

Los símbolos que se asocian a este periodo son las flores naturales, velas rojas, el palo de mayo para simbolizar ese encuentro de las polaridades y todo lo que representa la belleza, el amor y la unión sexual.

 

 

En cada cultura antigua existen deidades vinculadas al amor y la sexualidad. Aquellas anteriores al patriarcado se consideran emanaciones de la Gran Madre, una deidad completa, divina y humana que integra en sí misma el amor materno y el amor sexual: algunas ya las hemos nombrado: Rhiannon, Afrodita, o Venus.

 

 

Entonces durante la celebración de la “renovación” sucede el encuentro entre los amantes. La mayoría de los casos acontece una unión profunda con otro ser humano y una anhelada experiencia de éxtasis.  Cuerpo y energías aseguran que se renuevan.

 

 

 

Sobre esta “revovación pagana de primavera” en inglés, es el Domingo de Resurrección, y recibe el nombre de Easter. La Encyclopædia Britannica afirma: “La palabra en inglés Easter es de origen incierto; según Beda el Venerable, sacerdote anglosajón del siglo VIII, se deriva de Eostre, nombre de la deidad femenina anglosajona de la primavera”. Otras obras vinculan este término con la diosa fenicia de la fertilidad, Astarté, la cual se identifica a su vez con la diosa mesopotámica Istar o también llamada en sumerio Inanna que significa literalmente “Reina del Cielo”, y los textos acadios llaman a Istar “reina de los cielos” y “reina de los cielos y las estrellas” que era la deidad de la fecundidad.

 

 

 La obra The American Book of Days indica lo siguiente sobre el origen de estas prácticas: “No cabe duda de que en sus primeros tiempos la Iglesia adoptó las antiguas costumbres paganas y les dio un significado cristiano”.

 

 

La Biblia enseña que no debemos dar culto a YHVH siguiendo tradiciones o costumbres que le desagradan (Marcos 7:6-8). En 2 Corintios 6:17,18 Biblia Textual 4ª se declara: “Por tanto,  Salid de en medio de ellos, y separaos, dice el Señor,  Y no toquéis lo inmundo;  Y yo os recibiré, Y os seré por Padre,  y vosotros me seréis por hijos e hijas,  Dice el Señor Todopoderoso.” De modo que si queremos complacer a YHVH, evitaremos por completo las costumbres sobre “la renovación o regeneración pagana”.

 

 

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